Se desarrolló el seminario Internacional Covid19 “Lecciones aprendidas desde la sociedad civil para una mejor respuesta a poblaciones vulnerables”

Contexto

América Latina es la región del mundo más afectada por la pandemia del COVID-19, cuatro países latinoamericanos, Brasil, México, Perú y Colombia, están entre los países con mayor número de muertes por coronavirus.

Argentina, Chile, Perú y Uruguay presentan, en América del Sur, situaciones distintas desde un punto de vista sanitario, la pandemia de Covid-19 ha sacado a la luz las diferencias que existen entre estos países en materia de salud pública, sobre todo en la atención de primer nivel.

Perú y Chile forman parte de los países más afectados del mundo, mientras que Uruguay es uno de aquellos que ha resistido mejor al virus. Argentina muestra una situación bastante inédita en la pandemia, pues estuvo resistiendo bastante bien durante varios meses, pero luego su situación se complicó, llegando a ser uno de los países que tuvo más casos.

Los impactos de esta crisis sanitaria son mucho mayores para las personas vulnerables, especialmente las que viven en zonas remotas, ya que se enfrentan a una serie de dificultades: viven en condiciones sanitarias precarias, están lejos de los servicios públicos y tienen poco o ningún acceso a los servicios médicos-psicosociales.

Conclusiones

El trabajo tripartito, entre entidades publicas y privadas con el apoyo de organizaciones civiles, resulta eficiente al momento de enfrentar la pandemia. Experiencias en Chile demuestran un mejor manejo de contención frente al Covid 19.

Las ollas comunes en países como Perú y Uruguay demostraron que la organización puede hacer sostenible un programa de alimentación masiva. El ejemplo de Ollas Merenderas en Uruguay muestra una comunidad organizada que viene enfrentando la crisis económica del país y las consecuencias del Covid19, planteando una solución a la carencia alimenticia de las poblaciones vulnerables.

El reconocimiento del estado a las organizaciones civiles en Francia demuestra que es imposible no mirar a quienes viven excluidos de los servicios de derecho común, y que los estados necesitan crear políticas publicas para enfrentar este flagelo social.

La organizaciones civiles sin fines de lucro han aportado a los estados instrumentos necesarios para mejorar las condiciones psicosociales, económicas, educativas y de salud.

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